Después de escribir el artículo anterior, el sábado recibí la respuesta de los dioses balcánicos a los que tanto había rezado, no sólo me dieron una estación llena de nieve virgen y nadie que nos robara palas para estrenar, sino que además nos bendijeron con sol... No presté atención alguna al "Monte Negro de la lejanía" del que hablaba antes, estaba muy ocupada esquiando o mejor dicho, disfrutando y riendo con mis amigos mientras sólo alcanzábamos a decir: ¡My hair and legs are burning!
Caseta de salida para las pruebas femeninas en las Olimpiadas de 1984 en Jahorina.
Un fin de semana perfecto. El mejor desde que llegué a la ex Yugoslavia.